lunes, 19 de octubre de 2015

FALTA CONOCER EL CANCILLER, NADA PEQUEÑO... (Del blog de Abel)

Gran Bretaña apuesta a China.


El Reino Unido se propone integrar la City de Londres, principal centro
 financiero mundial, con los mercados bursátiles chinos.

 Un mes después del
 derrumbe de la Bolsa de Shanghai (cayó 70% en 10 días), George Osborne, secretario
 de Finanzas británico, señaló: “El Reino Unido y China están profundamente unidos en
 este momento de crisis”, y propuso integrar a la City de Londres –principal centro financiero
 mundial– con los mercados bursátiles de la República Popular, convirtiendo a la capital 
británica en la cabeza de su expansión en los países avanzados.
En ese momento, el Banco de la Construcción de China (CCB) –uno de los cuatro mayores 
de la República Popular– se integró al directorio de la Bolsa de Londres y asumió la responsabilidad
 del clearing del renminbi en la City londinense.
Después de Shanghai, Osborne se dirigió a Xinjiang, en la frontera con Kazakhstan y Mongolia,
 cuya capital Urumqi es el punto de partida de la “Ruta de la Seda”, que integrará a China
con Europa Occidental en 15 años, al atravesar Asia Central, Rusia y Medio Oriente.
El cálculo de Osborne es que la “Ruta de la Seda” cruza un área en la que reside 70% de
 la población mundial, se produce 55% del PBI global y existen 75% de las reservas energéticas
 conocidas. La “Ruta” es una densa red de autopistas, ferrocarriles ultrarrápidos y aeropuertos
 inteligentes de alta tecnología, que requerirá invertir US$8,2 billones entre 2015 y 2030,
financiados por los grandes fondos de inversión creados por la República Popular (Banco Asiático
 de Inversión en Infraestructura / AIIB, Banco de Desarrollo de los BRICS, Fondo Soberano /
 CIC, y Fondo de la “Ruta de la Seda”).
China prevé que el intercambio con los países de la “Ruta de la Seda” implica un adicional
de US$2,5 billones en su comercio internacional de los próximos 10 años“.
George Osborne tiene razonables posibilidades de ser el próximo Primer Ministro británico,
 en reemplazo de Cameron. De todos modos, tomé el asunto con pinzas. Jorge Castro
 tiene buena información económica, pero ha sido ya por muchos años un entusiasta
 propagandista de la globalización, y siempre tiene buenas noticias para predecir la
 recuperación y el florecimiento del capitalismo.
 En ese sentido, es el último menemista explícito.
Sucede que anoche leí un cable de Reuters, donde otra voz, más autorizada, habla con
 entusiasmo del tema:
El presidente de China, Xi Jinping, elogió a Gran Bretaña por lo que llamó una
“decisión visionaria y estratégica” para fortalecer los lazos comerciales con China,
 mientras se preparaba para una visita de Estado al Reino Unido que se espera que sea más
rica en pompa y mucho más cálida que su reciente viaje a los Estados Unidos.
El viaje se produce en un momento de ansiedad mundial sobre la desaceleración del crecimiento
 de China. Xi mismo reconoció “las preocupaciones sobre la economía china”, pero trató de
disiparlas en una entrevista por escrito con Reuters.
Nosotros mismos estamos preocupados por la ralentización de la economía global, dijo Xi, aunque
expresó su confianza en que China capeará la crisis actual, ya que transforma su economía
 interna para adaptarse.
Esa confianza se exhibirá cuando Xi llegue a Londres este lunes por la noche para dar inicio
a una visita de cuatro días que se espera consolidará los lazos entre Gran Bretaña y China,
 incluso a través de una serie de acuerdos de negocios.
“El Reino Unido ha declarado que será el país occidental que estará más abierto a China.
 Esta es una decisión visionaria y estratégica que favorece el propio interés a largo plazo de
Gran Bretaña”, dijo Xi en una respuesta escrita a las preguntas de Reuters.
“China espera colaborar con el Reino Unido en una gama más amplia de asuntos, a un nivel
 más alto y con mayor profundidad.”  (completo aquí)
En resumen, estoy convencido que sí, Gran Bretaña apuesta a China. Para China… creo que es
 otra apuesta más, no la menor, por cierto, pero congruente con una política de “diplomacia
 en todas direcciones”. Creo que deberíamos aprender de esa sabiduría oriental, con la
 prudencia que nuestro menor tamaño y fuerza nos recomienda.

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