martes, 3 de febrero de 2015

LOS CABLES DEL FISCAL, A TIERRA NO, A CIA

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Santiago O´Donnell es el autor de “Argenleaks” y “Politileaks”. El periodista, crítico por igual del Gobierno Nacional y del grupo Clarín, habló con AGENCIA PACO URONDO sobre el atentado a la AMIA, la geopolítica y su relación con la causa y su visión sobre la denuncia de Nisman.
Por Santiago Asorey
APU: En su último artículo realizó una descripción sobre el espía Jaime Situso en la que habla de dos facetas. Una positiva e “institucional” relacionada al fiscal Alberto y al caso AMIA y otra más oscura.
Santiago O’ Donnell: La investigación de la pista iraní en el atentado de la AMIA era una política de Estado que atravesaba a la oposición y al gobierno, a los medios antikirchneristas y a los kirchneristas, a los principales dirigentes de las organizaciones de la comunidad judía y al juez de la causa. Se basaba en no cuestionar la investigación de Stiusso y Nisman. Es decir, no cuestionar todo lo que se venía haciendo, y dejando de hacer, en la investigación. Esto es así hasta que se firma el tratado de Argentina con Irán, donde se rompe este compromiso. Mientras existía esta política de Estado, Gustavo Béliz denunció a Stiuso, mostró su foto y dijo que le hacía mucho mal a la Argentina, que “manejaba un ministerio de seguridad paralelo que operaba como la Gestapo”.
A partir de esa denuncia de Béliz, se hizo conocido el modus operandi de Stiusso que era un hombre temido por todos. Los cables de wikileaks muestran que los dueños del diario La Nación se quejaron a la embajada norteamericana de “presiones del Gobierno” a través de maniobras de Stiuso. Sin embargo, ese diario, como todos los demás, apoyaba la investigación de Nisman. Cuando era público y notorio que toda la información de la investigación del atentado de la AMIA venía de Stiuso. Entonces parecía que había un Stiuso “malo” al que todos temían y un Stiuso “bueno” que tenía la cara de Nisman, que lograba que todos los fallos judiciales se aprueben. Aun con pruebas endebles los dictámenes eran ratificados por el juez y apoyados por el gobierno y por la oposición.
Incluso, los dirigentes de la AMIA y de la DAIA tenían dudas, inclusive había dudas también en la misma embajada estadounidense respecto a la pista Iraní. Pero era muy grande el trauma del fracaso de los diez años de investigación previa y el bochorno que hayan terminado procesado el juez y los fiscales. Era como si la opinión pública del país no pudiese soportar un nuevo fracaso. La conmoción de estas semanas por la muerte del fiscal indica que en gran parte de esos temores sobre el fracaso de la investigación eran fundados.
APU: ¿Cual es la génesis de la pista iraní en la investigación?
SO: Hay que realizar un análisis del mapa geopolítico para comprender esa cuestión. En 2005, el gobierno de Néstor Kirchner crea esta fiscalía especial y la dota de cuantiosos recursos humanos y financieros para relanzar la investigación. Eso se da en medio de un escenario internacional donde Estados Unidos está en una campaña para sancionar a Irán por su programa nuclear. Y dentro de esta campaña, el presidente Bush coloca a Irán dentro del llamado eje del mal. De países que patrocinan el terrorismo. Pero a diferencia de otros grupos islamitas radicales como Al Qaeda o más recientemente el Estado Islámico, no se conocían muchos ejemplos de atentados terroristas cometidos bajo instrucciones de Irán o atribuidos a Irán fuera de la región de Medio Oriente. Era muy importante para la imagen que Estados Unidos quería desarrollar de Irán a nivel internacional, como un país que patrocinaba el terrorismo.
Paralelamente, Israel, otro gran protagonista en el impulso de la pista iraní, estaba en negociaciones con Siria para lograr acuerdos de paz con una retórica muy fuerte contra Irán. El escenario, entonces, era la negociación por parte de Estados Unidos e Israel con Siria. El correlato de esta situación geopolítica se ve en la causa. Durante la primera investigación del atentado de la AMIA la única pista que se siguió fue la iraní. Decir que la pista iraní es la única que se investigó no implica que no sea verdadera. Un concepto sería decir que a Estados Unidos e Israel solamente les interesaba que se nombre culpable a Irán, y que Irán sea el único país investigado. Otro concepto distinto seria decir: que Estados Unidos e Israel sabían que el atentado no tenía que ver con la pista iraní, pero igual quería que se culpe a Irán. Ese segundo escenario está muy lejos de ser demostrado.
APU: La pista iraní ha recibido crítica de todos los periodistas que investigaron el atentado de la AMIA (Salinas, Levinas, Lanata - Goldman). ¿Qué lectura le merece una coincidencia entre diversos investigadores?
SO: En los tres casos coinciden en que no creen que haya existido un coche bomba que es la piedra basal de esa línea de investigación. La hipótesis que tuvo la investigación de José Galeano y los fiscales Muller y Barbachia coinciden con la que siguieron Nisman y Stiuso sobre ese punto fundamental. Es decir: la existencia de un coche bomba en un atentado perpetrado por una célula de Hezbolá que tenía apoyo logístico en la Triple Frontera. Ahora si se pone la duda el elemento del coche bomba se cae abajo todo el rompecabezas de la investigación. Es una particularidad curiosa de esta causa, porque normalmente uno llega al autor intelectual a través del autor material.
No creo que existan muchos ejemplos de casos en donde supuestamente se sabe quien ordenó el crimen pero no se sabe quien lo ejecutó. Porque esta causa, tan atravesada por operaciones de prensa, operaciones de inteligencia e intereses políticos, tiene la particularidad de que existen pedidos de captura internacional para quienes se habrían reunidos en un país para decidir el atentado. Pero no se identificaron quienes fueron los que lo realizaron.
APU: ¿Cuál es su visión sobre la denuncia por encubrimiento por parte de Nisman?
SO: Ahora tiene muchas críticas de sectores cercanos al Gobierno. Pero tenemos que retrotraernos un poco. Hay una política de Estado que se rompe cuando Argentina toma un giro geopolítico brusco que es la firma del acuerdo con Irán para que una comisión de la verdad internacional dictamine si son culpables o no los iraníes.  Ese cambio geopolítico va más allá de la causa. Estados Unidos, en temas de seguridad internacional, tenía una cercanía importante con la Argentina durante el Gobierno de Néstor Kirchner y la primera presidencia de Cristina Kirchner. El giro geopolítico es la ruptura con Estados Unidos y el acercamiento a Irán, un país que había sido identificado por Estados Unidos como el gran enemigo en Medio Oriente. Con la llegada de Obama al poder se abren nuevos canales de negociación entre Estados Unidos e Irán. Las negociaciones tenían como objetivo resolver el conflicto de Afganistán, su enemigo común y también resolver de manera pacífica el conflicto sobre la cuestión nuclear. Es posible que Argentina haya interpretado mal este escenario y pensara que esto habilitaba a la Argentina a negociar con Irán.
También está la crisis económica internacional que abre la región a nuevas fuentes comerciales, la aparición de China como gran socio comercial de la región. El afianzamiento del BRICS, por su parte, hace que la Argentina se quiera correr de la relación con Estados Unidos y acercarse a ese. Todo esto sucede en el contexto de la firma de memorándum. En ese cambio quedan descolocados los dos, Stiuso y Nisman. Se reabre la grieta por la investigación de la AMIA. Los medios cercanos al gobierno empiezan a ser muy críticos de Nisman y Stiusso. Esto también influye en la política local porque empieza a haber mayor celo en las investigaciones por corrupción hacia el gobierno de Cristina Kirchner.  El gobierno siente la ruptura con la cúpula de la Secretaria de Inteligencia local e intenta remover la cúpula de la ex SIDE, un poco para responder a esta ofensiva por parte de la Justicia Federal.
Se produce el alejamiento de Stiuso, un espía que había mantenido su poder durante mucho tiempo (desde el año 1972) y por esa misma acumulación de poder no iba a resultar tranquila su salida. Creo entonces que la denuncia que hace Nisman por encubrimiento responde a ese alejamiento.
APU: Según la descripción realizada, se me ocurren dos posibles relaciones para analizar. Por un lado, el vínculo entre servicios y la Justicia Federal. Por el otro, las relaciones conocidas entre Stiusso y Nisman con la embajada norteamericana.
SO: Los wikileaks demuestran claramente que Nisman, fiscal de la causa, y Stiuso, Servicio de inteligencia local, hacían todo lo que la embajada norteamericana les pedía en cuanto a culpar a los iraníes. Stiuso era muy cercano a los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel. Desde el incidente de Béliz ya estaba claro el poder de Stiuso. Nisman me contó personalmente que Stiuso sacaba toda su información de servicios de inteligencia extranjeros, porque según él era la única fuente de información posible. Nisman le anticipaba dictámenes a la embajada que inclusive los mandaba a corregir, y él los corregía. En los Wikileaks también hay registros de los pedidos de disculpas de Nisman a la embajada norteamericana por no anticipar determinados movimientos.
APU: ¿Qué análisis hace de las apreciaciones de la presidenta respecto a su convencimiento de que la muerte de Nisman fue un asesinato?
SO: Me parece una barbaridad que la presidenta hable sobre la causa y opine abonando a la muerte de Nisman como un asesinato. Hay que tener prudencia y esperar. Creo que se orienta en las encuestas para no poder tener que pagar el costo político. También me parece criticable que todos los días el Grupo Clarín invente una línea de investigación que supuestamente lleva al asesinato y que la fiscal tenga que rebatir todos los días las nuevas hipótesis descabelladas que plantea Clarín. Claramente por su investidura me parece más grave que sea la presidenta la que no guarde la prudencia necesaria que un hecho así requiere.

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