martes, 6 de enero de 2015

DE RAMBLE TAMBLE -- CANDIDATURAS

“En su noche toda mañana estriba:
de todo laberinto se sale por arriba"
Leopoldo Marechal


Existe una vasta campaña comunicacional de medios opositores y oficialistas que sitúan a Daniel Scioli como la inevitable alternativa del kircherismo, Ya es un lugar común que la de Scioli es una candidatura "natural" y hasta "inevitable" y esta es la idea que intenta instalar el propio Scioli y su entorno , para quienes el `principal mérito comunicable es ser "el que más mide". Los fundamentos de esta "certeza" son en general tres:

1) Ganó las dos elecciones a gobernador de manera muy contundente: 48% en 2007 y 55% en 2011, en ambos casos un par de puntos por encima de CFK. 

2) Tiene el mayor nivel de popularidad y de caudal electoral: "mide más" del doble que el kirchnerista “puro” mejor posicionado: Randazzo tiene sólo un 6,2% de intención de voto, mientras que Scioli llega al 15,5%. 

3) Su perfil tranquilo, moderado y dialoguista estaría más en sintonía con el votante medio argentino lo que le permitiría ampliar aún más su caudal electoral. También se “señala” que CFK hará primar la “racionalidad política” por sobre sus preferencias “ideológicas-personales” y no tendrá más remedio que nombrar a Scioli como su heredero, aun desconfiando de su fidelidad política y considerando que no representa al kirchnerismo en toda su extensión, como ha quedado demostrado más de una vez y en especial en los últimos meses.

Estos supuestos “datos de la realidad” son, cuanto menos, CUESTIONABLES: la valoración de la gestión bonaerense es mala y más baja que la del resto de las provincias, su eje de gobierno centrado en la inseguridad tiene bajos niveles de conocimiento y de aceptación, posee una mayor intención de voto en el interior que en su propio distrito, lo que permite sospechar que su caudal electoral no le es propio sino que depende mucho más de su identificación con CFK; y, adicionalmente se detecta un sector del electorado que podría votar indistintamente por Scioli o por Massa. Los atributos diferenciales de DOS respecto al líder del FR son difusos.

Scioli es el “mejor candidato” sólo en el contexto de una disputa electoral estructurada según el modo de entender la política y su expresión electoral por parte de la oposición al kirchnerismo ,  puede situarse como el candidato adecuado solamente bajo el supuesto de que la inmensa mayoría (70%) del electorado argentino se expresa como votante "independiente", pragmático , que prioriza aquellos dirigentes moderados y con capacidad para disolver conflictos, tomando decisiones sostenidas en "grandes consensos" con las corporaciones.

Elegir a Scioli como el candidato del FpV implica aceptar dar la disputa electoral a partir del “diagnóstico” opositor expresada en los medios así: “la gente” valora positivamente muchas de las medidas del gobierno nacional, pero “está cansada” de la confrontación. Esto supondría en rigor un "hartazgo" colectivo con la afectación de intereses corporativos en beneficio del conjunto en particular los sectores populares, que es esto lo que está en la base del conflicto que instaló el kirchnerismo desde el año 2003 y que posibilitó, entre otras cosas,  la existencia de medidas valoradas positivamente por "la gente".

Optar por Daniel Scioli no solamente es comenzar la lucha electoral asumiendo como propios los valores del adversario, sino que además, y aún siendo el precandidato del FpV “mejor posicionado”, Scioli es incapaz de polarizar por las propias características consensualistas de su figura construída ya durante un cuarto de siglo. Es la figura política más veterana de los que están actualmente activos , en un país donde el 60% de los electores tiene menos de 44 años. 

No garantiza el triunfo en primera vuelta, tendría muy pocas chances en un eventual ballotage e, inclusive, podría poner en riesgo el piso electoral histórico del espacio político kirchnerista por su frontera difusa con el electorado del Frente Renovador. Por lo tanto la no pertinencia de Scioli como candidato del FpV va mucho más allá de un problema de confianza en él, se de que crea o no en su pertenencia al proyecto kirchnerista, discusión abierta hoy con mucha intensidad.

Daniel Scioli no es el mejor candidato por un problema estructural porque su  candidatura se juega en el terreno propuesto por la oposición, Es un buen candidato solo en el contexto de una disputa electoral estructurada bajo el slogan del pragmatismo extremo.

La evidencia de que el caudal electoral del kirchnerismo, y más aún la aprobación de sus medidas de gobierno, son sistemáticamente superiores a la valoración incluso de la “imagen” de Cristina, nos permite pensar que las motivaciones de voto exceden cualquier intento cuantitativo de medición. 

La fuerza electoral del kirchnerismo se sostiene en su capacidad de politizar cuestiones que parecían zanjadas, de volver a situarlas en el centro del debate. Esta forma de hacer política ha producido efectos profundos en una ciudadanía mucho más predispuesta a acordar con las principales decisiones tomadas por el kirchnerismo , que a votarlo o a valorar positivamente incluso la “imagen” de su líder: 

El  45% tiene una imagen positiva de CFK, mientras que las principales medidas de gobierno son aprobadas por un número cercano al 80% y la intención de voto a Daniel Scioli arrastra una fuerte percepción negativa de su gestión bonaerense para los residentes tanto en la provincia como en la Capital donde reside el 50% del electorado nacional.

Scioli no manifiesta pertenencia clara al proyecto kirchnerista y alcanza apenas el 28,5% de intención de voto a nivel nacional, como se observa en el gráfico de apertura. Adicionalmente todos los escenarios de balotage le son muy desfavorables.

En definitiva, más allá de las operaciones y protección de medios oficialistas y opositores, Daniel Scioli es hoy un seguro fracaso electoral.

Todo indica que no es persistiendo en este camino que el FPV logrará construir una alternativa electoral con chances de éxito en las elecciones del año 2015. Está metido en un laberinto del que debe salir , por arriba, como lo hicieron Néstor y Cristina.

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